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sábado, 14 de diciembre de 2013

MANIFIESTO SOBRE EL DERECHO HUMANO AL AGUA POR LA ASOCIACIÓN ENCINARES VIVOS. IV JORNADAS SOLIDARIAS DERECHOS HUMANOS

Cuando en el amanecer humano aparecieron los primeros grupos de homínidos sobre este hermoso planeta Tierra, la vida ya existía millones de años. No había rutas, ni senderos. No había caminos. El horizonte planetario era una inmensa masa boscosa vegetal, intercalada con otros paisajes menos frondosos y más inhóspitos, que la historia geológica y climática había diseñado al compás de las leyes naturales.

Cuando nuestros primeros antecesores se adentraron en este espacio natural virgen, incólume, el silencio penetrante de otras especies antecesoras a la nuestra impregnaba el drama natural de la vida, que se abría paso entre la selección natural de las especies.

En aquellos albores primigenios el hombre y la Tierra compartían la vida y la muerte, la luz y la oscuridad, y el agua modelaba el paisaje terrestre y mantenía la vida. Y así cuando los primeros grupos humanos empiezan a desarrollar su evolución y a descubrir el espacio, se instalan siempre en torno al agua, recurso natural imprescindible para su vida. Y en el futuro no habrá población humana alejada de este elemento vital.

Sin embargo, la historia del hombre, es una historia continua de luchas desde el origen. Primero, por sobrevivir entre otras especies, posteriormente para dominar a otros grupos humanos y finalmente para conquistar y utilizar cualquier recurso natural que albergue el planeta Tierra. Es tal esta obsesión que ya lo ha lanzado a la conquista del espacio cósmico (diríase que la Tierra se le ha quedado pequeña para sus aspiraciones y que prevé agotar sus recursos en breve tiempo).

Y en esta historia suicida, no ha dudado en emplear los métodos o procedimientos que más efectivos fueran para lograr sus objetivos, aunque estuvieran en contra de la vida humana o de la vida natural del planeta. Y ha llegado a tal extremo de perversidad en sus planteamientos en las sociedades actuales, que ha sido necesario marcar unos límites para no sobrepasarlos, sopena de perder la condición humana que nos distingue.

Fruto de ello, fue necesario en el S.XX pasado establecer unos derechos básicos para hombres, mujeres y niños, LOS DERECHOS HUMANOS, después de sufrir grandes catástrofes humanitarias, para preservar la condición humana ante la insaciable y desmedida ambición del hombre.
Este hito fundamental en la historia del hombre, supuso un antes y un después en la nueva concepción sobre la condición humana, y marcó el camino a seguir a todos los pueblos y a todas las naciones del mundo para defender y respetar la vida humana en cualquier sociedad del planeta en condiciones dignas hacia su bienestar personal y social.

Los esfuerzos por revitalizar y cumplir los derechos humanos por todos los gobiernos del mundo están en continua evaluación y superación. Prueba de ello tenemos los OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO, que Naciones Unidas fijó en el año 2000 como ocho propósitos de Desarrollo Humano que todos sus países miembros acordaron conseguir para el año 2015. Estos objetivos tratan de problemas de la vida cotidiana que se consideran graves y/o radicales.

Quedan muchos desafíos por delante en la lucha por promover y mejorar la dignidad, la libertad y los derechos de todos los seres humanos. Sin embargo, en los dos últimos decenios se han obtenido progresos importantes. El fuero internacional en materia de derechos humanos sigue evolucionando y ampliándose para tratar cuestiones, entre otras, como los derechos de las personas a un medio ambiente limpio, al agua y al saneamiento. En los últimos años, el reconocimiento de los vínculos entre los derechos humanos y el medio ambiente ha aumentado enormemente. Muchos Estados incorporan ahora en su constitución el derecho a un medio ambiente saludable. No obstante, quedan por resolver muchos interrogantes sobre la relación entre los derechos humanos y el medio ambiente, que es preciso examinar.

El agua es esencial para la vida. Ningún ser vivo sobre la Tierra puede sobrevivir sin agua. El agua resulta indispensable para la salud y el bienestar humanos así como para la preservación del medio ambiente. A pesar de ello, cuatro de cada diez personas en el mundo carecen de acceso a una simple letrina y casi dos de cada diez no tienen acceso a una fuente segura de agua potable. Cada año, millones de personas, la mayoría niños, mueren por enfermedades relacionadas con un abastecimiento de agua, un saneamiento y una higiene inadecuados. Las enfermedades transmitidas a través del agua o de los excrementos humanos constituyen la segunda causa de muerte infantil en el mundo después de las enfermedades respiratorias. Tanto la escasez como la baja calidad del agua y un saneamiento deficiente afectan negativamente a la seguridad de los alimentos, las opciones de sustento y las oportunidades de educación, sobre todo las de las familias más pobres del planeta. Los desastres naturales relacionados con el agua como inundaciones, tormentas tropicales y tsunamis, tienen una enorme repercusión en la vida y el sufrimiento humanos. También demasiado a menudo la sequía golpea a los países más pobres, agravando las situaciones de hambre y malnutrición.

Más allá de cubrir las necesidades básicas del ser humano, el abastecimiento de agua y los servicios de saneamiento, así como el uso que hacemos de los recursos hídricos, son factores determinantes para un desarrollo sostenible. En algunas partes del mundo, el agua constituye la principal fuente de energía, mientras que en otras se desaprovecha casi totalmente su potencial energético. También resulta indispensable para la agricultura y forma parte de numerosos procesos industriales y, en muchos países, supone el principal medio de transporte. Gracias a un mejor entendimiento del conocimiento científico, la comunidad internacional ha empezado a apreciar en mayor medida los beneficios derivados de los ecosistemas acuáticos, por ejemplo, en el control de las inundaciones, la protección contra las tormentas o la purificación del agua. Los desafíos relacionados con el agua aumentarán significativamente en los próximos años. El Continuo crecimiento de la población y el incremento de los ingresos conllevarán un enorme aumento del consumo de agua y de la generación de residuos. La población de las ciudades de los países en desarrollo crecerá de forma alarmante, lo que generará un aumento de la demanda muy por encima de las capacidades de los servicios y de la infraestructura de abastecimiento y saneamiento de agua, ya hoy en día insuficientes. Según el informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, en el año 2050, al menos una de cada cuatro personas vivirá en un país con escasez crónica o recurrente de agua.

Esta problemática mundial llevó a la Asamblea General de Naciones Unidas a proclamar en Diciembre de 2003, a través de su resolución  A/RES/58/217, el periodo  2005-2015 Decenio Internacional para la Acción “EL AGUA, FUENTE DE VIDA”. El Decenio comenzó oficialmente el 22 de marzo de 2005, Día Mundial del Agua y este año 2013, como saben ustedes, estamos terminando al año internacional de la Cooperación en la esfera del Agua.

El  gran desafío del Decenio consiste en dirigir la atención hacia políticas y actividades proactivas que garanticen a largo plazo una gestión sostenible de los recursos hídricos, en términos tanto de calidad como de cantidad, y que incluyan medidas de mejora de saneamiento. Lograr los objetivos del Decenio requiere de continuo compromiso, cooperación e inversión por parte de todos los agentes involucrados durante, no solo el decenio 2005-2015, sino más allá. Durante este decenio  la Asamblea General de las Naciones Unidas , el 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292, reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. La Resolución exhorta a los Estados y organizaciones internacionales a proporcionar recursos financieros, a propiciar la capacitación y la transferencia de tecnología para ayudar a los países, en particular a los países en vías de desarrollo, a proporcionar un suministro de agua potable y saneamiento saludable, limpio, accesible y asequible para todos.

Suficiente. El abastecimiento de agua por persona debe ser suficiente y continuo para el uso personal y doméstico. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), son necesarios entre 50 y 100 litros de agua por persona y día para garantizar que se cubren las necesidades más básicas y de salud.

Saludable. El agua necesaria, tanto para el uso personal como doméstico, debe ser saludable; es decir, libre de microorganismos, sustancias químicas y peligros radiológicos que constituyan una amenaza para la salud humana.

Aceptable. El agua ha de presentar un color, olor y sabor aceptables para ambos usos, personal y doméstico. Todas las instalaciones y servicios de agua deben ser culturalmente apropiados y sensibles al género, al ciclo de la vida y a las exigencias de privacidad.

Físicamente accesible. Todo el mundo tiene derecho a unos servicios de agua y saneamiento accesibles físicamente dentro o situados en la inmediata cercanía del hogar, de las instituciones académicas, en el lugar de trabajo o las instituciones de salud. De acuerdo con la OMS, la fuente de agua debe encontrarse a menos de 1.000 metros del hogar y el tiempo de desplazamiento para la  recogida no debería superar los 30 minutos.

Asequible. El agua y los servicios e instalaciones de acceso al agua deben ser asequibles para todos. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sugiere que el coste del agua no debería superar el 3% de los ingresos del hogar.

La principal tarea a la que se enfrenta la comunidad internacional en el campo de los recursos hídricos es la transformación de las obligaciones contraídas en hechos concretos sobre el terreno, imprescindibles para el beneficio de las personas, los ecosistemas y la biosfera en su conjunto.

Promover las oportunidades de cooperación en gestión del agua entre todas las partes implicadas y mejorar la comprensión de los retos y los beneficios de esta cooperación contribuyen al respeto mutuo, la comprensión y la confianza entre los países y promueve la paz, la seguridad y un crecimiento económico sostenible.

Los temas relacionados con la gestión de los recursos hídricos deben abordarse a nivel local y nacional así como desde el nivel regional e internacional más adecuado. Debería involucrarse a todas las partes implicadas, incluidos el gobierno, las organizaciones internacionales, el sector privado, la sociedad civil y la académica, poniendo especial atención a los medios de vida de la población más desfavorecida y vulnerable. Las decisiones sobre la gestión del agua deben ser compatibles con las políticas de otros países y viceversa. Las decisiones sociales, políticas y económicas deben tomarse buscando un equilibrio y una distribución justa de los recursos naturales y, al mismo tiempo, teniendo siempre en cuenta los límites biofísicos del medio ambiente.

Movilizar la voluntad y el compromiso político para abordar el tema del agua en el mundo, es todavía un asunto crucial. Igualmente importantes siguen siendo un pensamiento progresista y una buena disposición a considerar propuestas innovadoras a la hora de abordar la cooperación a nivel local, nacional e internacional. El debate abierto sobre los temas que determinan nuestros recursos hídricos hoy en día y una fuerte participación ciudadana en la toma de decisiones, elemento clave en el fortalecimiento de una buena gobernanza y un clima de responsabilidad y transparencia, contribuyen a estimular las acciones de cooperación y el compromiso político. Promover una cultura de consultas y aumentar la capacidad participativa resultará beneficioso para todos los sectores, también para la gestión colaborativa del agua.

La historia ha demostrado a menudo que la propia naturaleza del agua como fuente de vida es un poderoso incentivo para la cooperación y el diálogo, aunando a las diferentes partes implicadas incluso con los puntos de vista más divergentes. Cada vez con más frecuencia, el agua une, y no divide, a las personas y a las sociedades. A nivel internacional, el conflicto por el agua ha constituido la excepción, no la regla. Echando la vista atrás, en los últimos 50 años, se ha informado acerca de unos 37 casos de violencia entre Estados por causa del agua, y la mayoría de los episodios han sido enfrentamientos menores. Frente a ello, se han negociado más de 200 tratados relativos al agua, algunos ejemplos como los de Israel y Jordania por el río Jordán, el del río Mekong por Laos, Camboya, Tailandia y Vietnam,  y otros como el Tratado de la Cuenca del río Indo entre India y Pakistán, han permanecido operativos incluso durante períodos de conflicto armado.

El agua es crucial para un desarrollo sostenible; el agua tiene un valor social, económico y medioambiental y necesita ser gestionada dentro de un robusto marco socio-económico y ambiental que sea integral. Las correspondientes partes implicadas en la gestión de las cuencas fluviales tendrán que involucrarse en las decisiones de gestión del agua. Es imposible mantener la integridad de un ecosistema equilibrado sin una estrategia global para la gestión de los recursos hídricos. Todos nosotros compartimos la responsabilidad de proteger los entornos comunes que rodean a los ríos y las masas de agua asociadas a ellos.

El agua contribuye a paliar la pobreza de muchas maneras, por ejemplo, a través de los servicios de saneamiento, abastecimiento de agua, etc. una cantidad y una calidad apropiadas de agua mejoran la salud y, aplicadas en el momento justo, contribuyen a aumentar la productividad de la tierra, de la mano de obra y de otros activos. Estos objetivos son asequibles y costarían mucho menos que suministrar la asistencia sanitaria necesaria para tratar a las personas afectadas de enfermedades prevenibles causadas por las malas condiciones de agua y saneamiento. Cada gobierno debería facilitar un marco legislativo sólido y una estructura de implementación para manejar el uso de sus recursos hídricos.

Vista pues, esta introducción previa sobre el significado del agua en la vida del hombre, la ASOCIACIÓN ENCIONARES VIVOS DE LA MANCHA, quiere contribuir activamente en la Campaña del Decenio “EL AGUA, FUENTE DE VIDA” a través de un manifiesto sobre el DERECHO HUMANO AL AGUA Y A SU CIRCULACIÓN NATURAL POR LAS CUENCAS FLUVIALES DEL PLANETA LIBRE DE TODA AGRESIÓN HUMANA, para que conste nuestro compromiso de cooperación y valoración de este recurso natural que determina la vida humana en todas las sociedades del mundo y que es necesario y urgente que:

-Los Gobiernos Occidentales se comprometan inexcusablemente en la cooperación real y a todos los niveles, para que todos los seres humanos de este planeta puedan tener acceso al agua y al saneamiento y servicios.

-Que el agua llegue a todas las sociedades sin contaminación alguna, en un estado de potabilidad adecuado para la salud humana y para el uso de sus actividades domésticas, agrícolas, industriales, de servicios…

-Que el agua forme parte integrante de los ecosistemas fluviales de todo el   planeta, protegiendo su biodiversidad.

Para ello es necesario un cambio en la cultura del agua, de los valores del agua, para otorgarle no solo una función de recurso, sino además y principalmente una función de vida. Porque el gran problema que tenemos actualmente no es la cantidad de agua disponible en el planeta, sino la mala salud de esa agua que estamos maltratando, y agrediendo con las malas prácticas humanas en su uso.
Por tanto consideramos necesario y urgente, como lo indica la Directiva Marco de Aguas de la U.E.

- Restablecer las masas de agua subterránea y superficiales tanto en su cantidad como en su calidad para salvaguardar la salud de nuestras vidas. Tenemos datos estadísticos de 10.000  muertes diarias por contaminación biológica, pero no así de la contaminación que sufrimos por afecciones toxicas y agro-tóxicas del agua que más vale ni siquiera imaginar, pero que están ahí y que tenemos que ser conscientes que las padecemos.

- Volver a recuperar los ecosistemas acuáticos que hemos degradado, recuperar su estado ecológico inicial de ecosistemas vivos; ello implicará, por ejemplo, restablecer el caudal ecológico de nuestros ríos manchegos, recomponer los límites del dominio público hidráulico, porque tendremos que pasar a una gestión integral de Ecosistema, que garantice la salud de nuestros ríos, lagos, lagunas… como base fundamental para garantizar el ciclo del agua y volver a integrarlos como elementos naturales del paisaje. En este ámbito, desgraciadamente, en nuestro entorno de la Mancha Húmeda, hemos sufrido las consecuencias de una mala gestión del agua desde la década de los 60 y actualmente nuestras masas de agua están amenazadas por actividades industriales  como el FRACKING para conseguir gas del subsuelo con lo cual se contaminarían aún más nuestros acuíferos, y la construcción de un cementerio nuclear en la misma cabecera del río Záncara, arteria principal del Acuífero 23, que quedaría expuesta a merced de las emisiones radiactivas de este dantesco edificio.

- Implantar un desarrollo sostenible que haga posible la utilización del agua sin alterar los ecosistemas acuáticos del cualquier territorio. En nuestra zona hay una ley la del Plan Especial del Alto Guadiana, que pretende desarrollar este principio desde el año 2008, y que está sin desarrollar por falta de decisión o incapacidad política. Sin embargo, hay que recordar a nuestros políticos que no hay marcha atrás en estos nuevos planteamientos del agua, porque afortunadamente los planteamientos prácticos anglosajones que guían las normativas europeas sobre el agua, han llegado a la conclusión que maltratar nuestras masas de agua perjudica nuestro desarrollo económico y que no están dispuestos a seguir con este desastre ecológico, aunque para ellos el vocablo ecológico lo conviertan en económico. Puro sentido común. Así que más pronto que tarde deberán acometer el PEAG de una manera decidida porque los objetivos de la Directiva Marco de Aguas hay que cumplirlos obligatoriamente todos los países miembros de la Unión Europea.

- Establecer una Gestión Pública del Agua, con una gestión transparente no mercantilista, que garantice el acceso al agua de todos los ciudadanos en calidad y cantidad necesaria como derecho humano, pero que una vez que traspasemos esta utilización del agua, para los diferentes usos humanos tenga un coste proporcional al valor del bien producido. Y por supuesto, si hubiera beneficio económico en este proceso, serviría para refinanciar y mejorar las infraestructuras de todo el Sistema de Gestión del Agua.

- Establecer una conciencia clara en la sociedades de los impactos negativos de la contaminación del agua para cambiar actitudes, pero unido siempre a una normativa legal que no deje impune cualquier delito a las aguas superficiales y subterráneas de los territorios. Porque ello acabará siempre siendo un desastre para el país que lo padezca.

            Por tanto, nos adentramos a un S.XXI con un reto fundamental,  dignificar a los grupos humanos desfavorecidos de las sociedades pobres y salvaguardar nuestro medioambiente de la amenaza de la acción humana, que está consiguiendo alterar el equilibrio general del ecosistema planetario.

Por eso, quizás, en esta sociedad actual, en la nuestra, en el corazón de La Mancha, después de haber heredado de nuestros padres y abuelos el don más preciado de la libertad, de la justicia y de la igualdad, nosotros tengamos que luchar en este nuevo milenio con el mismo coraje que ellos, para defender y conservar los entornos naturales de nuestros pueblos para que nuestros hijos puedan disfrutarlos y puedan volver a respirar un aire más limpio y sano, ver los ríos correr sus aguas limpias, que vuelvan a brotar los manantiales, que el campo se llene de los viejos árboles que nos han acompañado a lo largo de nuestra historia… y que el cielo nos alumbre y nos guíe con su mosaico de estrellas, que nos ha protegido desde el principio de los tiempos. Un sueño real que nuestros hijos se merecen. Luchemos por ello.


Daniel Mínguez Olivares
Presidente de la Asociación “Encinares Vivos de La Mancha”
Diciembre de 2013.

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