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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Colaboración de VERBALINA Escuela de Escritura Creativa



IV JORNADAS SOLIDARIAS
SOBRE DERECHOS HUMANOS
Asociación Escuela de Oralidad y Escritura Alonso Quijano
Colaboración de
VERBALINA Escuela de Escritura Creativa

A UNA MULTITUD DESENCAJADA
Nuria Barea
el embudo se atora en la garganta
que se pinta de azul en submarino
si se deja caer donde el tumulto
en el mar de violencia desatada
va inundándolo todo de egoísmo

las cabezas se vuelven perdigones
que acometen veloces imposibles
y atraviesan sin más los corazones
inundando con sangre los caminos

las pisadas son pasos militares
que carecen de vida ni objetivo
embistiendo a cualquiera que se cruce
aunque seas tan frágil como un niño

despertar es lo único que falta
para que tanto absurdo se divida
en pedazos tan grandes como el alma
por sentir el calor en compañía

y que la soledad se torne pájaro
y que el dolor se vuelva melodía
de un silencio de nube evanescente
de un renacer vestido de caricia


HE DESPERTADO
Mamen Gómez R.
He despertado apuñalando
la carne carcelaria, podrida
de ira, agotada de rabia
y amargura desangrada.

Cuatro décadas más cinco años
cuenta una extensa condena,
intacta la celda, poros y venas
prometen cárcel de carne seca.

AGUA DE LA FUENTE
Carmen Herráiz Yébenes
A la fuente del pueblo a la que se llegaba por la esquina de la plaza.
A la fuente llegaban los lugareños con vasijas de barro, cristal y plástico.
A la fuente a por agua que manaba con fuerza.
A la fuente con ganas de beber, de saciar la sed.
A la fuente a conversar con los amigos.
A la fuente a saber de la vida de los otros.
A la fuente a conocer a los habitantes y vecinos de la localidad.
A la fuente a notar la abundancia del chorro que se vierte.
A la fuente a lavarse las manos, manos que vienen del trabajo, de la faena.
A la fuente marchan las ovejas con placidez y calma.
A la fuente en el amanecer y anochecer.
A la fuente, al corrillo de la fuente… a vivir, porque la vida llama a la vida.

EL AGUA
Luis Mateos Yestera
Las piernas ya no le sostenían pero lo peor era la sensación de haberse tragado un puñado de arena, la sed era insoportable pero……..por fin, parece luces una casa. Tras aporrear la puerta un hombre con la tez marcada por el ardiente sol del desierto le abrió con cierta pausa.
–Por favor tuve una avería en el coche hace mas de doce horas, este maldito desierto y la soledad de sus carreteras. Me imagino que el agua por aquí es escaso pero, le pagare lo que me pida necesito beber y llamar por teléfono.
–Pase dispongo de un pozo que me abastece del agua que necesito.
Saciada la sed se volvió hacia su salvador.
–Gracias, como le dije le pagare lo que me pida, me ha salvado la vida y soy un hombre rico.
–¿Acaso pago yo a las nubes para que descarguen su liquido. Pago al sol para que con su calor evapore el agua hacia el cielo. Pago a la naturaleza por crear almacenes bajo el suelo dispuestos para abastecerneos. Cómo entonces le voy yo a cobrar por algo que se nos ofrece gratis y es de todos.

EL ALACRÁN
Ruth Mª. Rodríguez López

Cuando llegó a la orilla, olía a sal y a mañana. Estaba chorreando y tenía el cuerpo revuelto, pero había merecido la pena. Las gaviotas señoreaban en la playa, picando aquí y allá. Eso le hizo pensar en su bolsa, ¿dónde estaba? No quería que las gaviotas la destrozasen, en esa bolsa de basura guardaba sus más preciadas pertenencias. Había cargado con ella durante toda la travesía. La abrazó muy fuerte contra el ímpetu del mar, pero las últimas olas se la llevaron antes de alcanzar la arena.
Agudizó la vista y la descubrió semioculta entre un par de rocas. Poquito a poco, con el cuerpo dolorido, se levantó y se dirigió hacia ella para cogerla. Fue entonces cuando vio el alacrán. Aguardaba indefenso debajo de la bolsa de basura. Mierda. Sólo faltaba esto. Después de los vómitos y del frío, sólo faltaba que lo picase.
Cogió una piedra para matarlo. Mientras, escuchaba las olas. Cada vibración del mar le regalaba un recuerdo de lo vivido anoche. Esa ola traía el eterno desarraigo de Ahmed. Aquella llevaba la imagen de Amina cobijando un bebé del violento arrullo del mar. Pero aquello no importaba. El alacrán seguía ahí. De pronto el bicho atisbó el peligro y echó a correr para refugiarse en la bolsa de basura. En su bolsa de basura. Así que levantó la piedra y, con un gesto de asco, lo machacó. Y lo olvidó.
Después abrió la bolsa. Cogió la ropa que llevaba, se secó y se vistió, no sin antes revisar la carísima y diminuta cámara de video. Estaba seca, bien envuelta entre la funda y los innumerables plásticos acolchados. No había sufrido daño alguno. Más tarde les daría en los morros a esos memos comprometidos de la redacción. Podían seguir dedicando su tiempo a informar, a intentar comprenderlos, a ser su voz en tierra extraña... que siguieran así. Mientras, su reportaje sobre pateras sería un éxito.


Colaboración de VERBALINA Escuela de Escritura Creativa


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